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jueves, 12 de diciembre de 2013

EL DEBUT DE JOAQUÍN TORNADO

Joaquín Tornado hizo su  debut literario en un primer libro titulado "Un asunto miccional y otros casos de Joaquín Tornado, detective" publicado por el Fondo Editorial del ITM, fundación universitaria de Medellín en 2013. El lanzamiento se hizo en la Fiesta del Libro en septiembre del mismo año.




En este texto se recopilan los siguientes relatos:

Un asunto miccional
Un encuentro
Tornado y los donceles
Una cierta clase de amor
Aparición


Y la primera Novela Corta:
Tornado y el Obregón

En la contra-carátula, Luis Fernando Macías, escritor y editor colombiano, hace la siguiente anotación:
"La novela negra es esencialmente un ejercicio intelectual; un juego entre dos contendores que se desconocen entre sí: el autor y el lector. El verdadero protagonista es el lector; su goce consiste en vencer la astucia del autor o en ser vencido por este, y es mayor, en la medida en que la trama se le dificulte. Si es vencido, el lector goza más y busca más. El verdadero jugador es el que disfruta de la derrota, pues en tanto sea derrotado tendrá una causa para luchar, un obstáculo qué vencer. En esta contienda el autor se sirve de un instrumento: el investigador. La máquina ya está definida: se presenta un crimen que debe ser resuelto. El autor define las circunstancias del crimen y a partir de allí, tanto el lector como el investigador se lanzan en la búsqueda de los mecanismos que se utilizaron para perpetrarlo. Resolver el enigma, esa es la máquina de la novela negra. No es inocente, es un símbolo poderoso: la vida es el gran enigma, su resolución es nuestra existencia. De ahí la belleza de un mecanismo que se repite libro a libro, cuento a cuento. Emilio Alberto Restrepo nos presenta a Joaquín Tornado, un aficionado al bajo mundo: la trata de blancas, las grandes estafas, el cine porno…, es decir, los callejones de la miseria. Joaquín Tornado es un muchacho de esos que nacieron y crecieron en un barrio popular de Medellín, en medio de los maleantes y de la aguda astucia de las malas artes; un muchacho de esos que vive y sufre, pero que, gracias a sus contactos en las cloacas, a su olfato criminal y al grupo pintoresco de investigadores que lo acompaña, sale adelante en la resolución de sus casos, dejándonos de paso una saga de motivos: la venganza, la prostitución, las mafias, la estafa…, que se constituyen en crítica y revelación de la condición humana. Esperamos que ambos, autor y personaje, hayan llegado para quedarse. Todo en este libro parece indicarlo."
 Luis Fernando Macías

 

  Ficha técnica

  • Autor: Emilio Alberto Restrepo
  • Género: Literatura y Novela
  • ISBN: 9789588743332
  • Nº Páginas: 106
  • Encuadernación: Tapa blanda
  • Año: 2013

En la Fiesta del Libro de Medellín en 2013, durante el lanzamiento, la periodista Natalia Vélez entrevista al escritor Emilio Alberto Restrepo. Hablan sobre su personaje JOAQUIN TORNADO.(Para escuchar, pulsar play)







Escuchar entrevista de radio (12 minutos)en:







o en:

http://www.ivoox.com/novela-negra-colombia-emilio-alberto-restrepo-habla-audios-mp3_rf_2563652_1.html





EN EL CONGRESO INTERNACIONAL DE LITERATURA "MEDELLIN NEGRO", 2013

EL DETECTIVE EN LA LITERATURA COLOMBIANA. Emilio Alberto Restrepo y John Saldarriaga








Los escritores Emilio Alberto Restrepo y John Saldarriaga hablan del tema del Detective Privado en la Literatura Colombiana, en el Congreso Internacional de Literatura "Medellín Negro", 2013, a propósito del lanzamiento del libro.









NOTAS DE PRENSA Y RESEÑAS





Domingo, 22 de Septiembre 2013

Informe sobre el lanzamiento de UN ASUNTO MICIONAL Y OTROS CASOS DE JOAQUÍN TORNADO, DETECTIVE en suplemento GENERACION, del periódico EL COLOMBIANO









Un detalle de la referencia:



Transcripción:

Domingo, 22 de septiembre de 2013




Literatura

Narradores de lo perverso


La literatura negra o policial es un
género que cada día tiene más creadores
y seguidores. El autor de este texto habló
sobre el tema en la Fiesta del Libro.
JOHN SALDARRIAGA

Como si hubiera algo anómalo en el espíritu humano, la maldad ha habitado a hombres y mujeres desde que los primeros de ellos hollaron con sus pies la Tierra. Homicidios, traiciones, robos, intrigas, confabulaciones, trampas... son las expresiones de la maldad de quienes son lobos de los mismos hombres. El arte y, en este caso, la literatura, ha encontrado su fuente principal en la conducta y los hechos humanos. En los actos malvados, por supuesto, también. La que se ocupa de tales hechos es la novela negra o literatura de suspenso o literatura de misterio. Dentro de ella está el subgénero de los detectives.
Investigadores literarios coinciden en afirmar que hay antecedentes del género en La Biblia, Las mil y una noches, los tradicionales cuentos chinos y hasta en pasajes de las tragedias griegas.

En el capítulo 13 de Daniel, el profeta que recibió visiones apocalípticas que anunciaban, por medio de símbolos y claves numéricas, la instauración del Reino de Dios en la Tierra, se cuenta que en aquel tiempo —entre los siglos VII y VI, antes de nuestra era—había una mujer llamada Susana, casada con Joaquín, hombre rico, dueño de una casa grande, con jardines, a la que acudían los ancianos o guías del pueblo.
Dos de estos desearon carnalmente a la esposa de Joaquín. Tras su negativa,inventaron que era infiel a su esposo y convencieron al pueblo de condenarla a muerte por adulterio. «Susana gritó fuertemente: “Oh Dios eterno, que conoces los secretos, que todo lo conoces antes de que suceda, tú sabes que estos han levantado contra mí falso testimonio. Y ahora voy a morir, sin haber hecho nada de lo que su maldad ha tramado contra mí.”
»El Señor escuchó su voz y, cuando era llevada a la muerte, suscitó el santo espíritu de un jovencito llamado Daniel, que se puso a gritar: “¡Yo estoy limpio de la sangre de esta mujer!”.»Todo el pueblo se volvió hacia él y dijo: “¿Qué significa eso que has dicho?”.


»Él, de pie en medio de ellos, respondió:“¿Tan necios sois, hijos de Israel, para condenar sin investigación y sin evidencia a una hija de Israel? ¡Volved al tribunal, porque es falso el testimonio que estos han levantado contra ella!”». El hombre de Dios interrogó separadamente a los sospechosos. Una pregunta bastó para resolver el caso: «¿Bajo qué árbol los viste juntos?». Uno de ellos respondió: «Bajo una acacia». Y el otro: «Bajo una encina». La gente entendió que todo no era más que una trampa y absolvieron a Susana.

En el libro del Medio Oriente hay un cuento titulado “Historia de la joven despedazada, de las tres manzanas y del negro Rihan”. El califa Harún Al- Rashid quiso darse cuenta por sí mismo cómo andaban las cosas en la ciudad y acabar con los gobernadores de los cuales hubiera quejas. Salió a andar por Bagdad acompañado de un colaborador. Encontró a un pescador que se lamentaba con cantos por su mala suerte. El sultán le propuso que volviera a lanzar la red al Tigris en su nombre y a cambio de lo que sacara le pagaría 100 dinares. El anciano así lo hizo. Al cabo de unos momentos, sacó una carga pesada conformada por un cajón cerrado, que entregó a su benefactora cambio del dinero. En el palacio,tras destapar el artefacto, se sorprendieron de hallar en él un cuerpo de mujer despedazado.

«¡Es necesario encontrar y castigar al asesino! —dijo el sultán—. En cuanto a ti, ¡oh Giafar!, juro por la verdad de mis mayores los califas Beni-Abbas, que si no traes a mi presencia al asesino de esta muchacha, a la que he de vengar, haré que te crucifiquen ante la puerta de mi palacio en compañía de
tus primos, los cuarenta barmacidas».«Dame un plazo de tres días», pidió el otro y aquel se lo concedió.
Sin embargo, el caso excedió al investigador. Se venció el tiempo previsto y los habitantes de Bagdad salieron de sus casas a presenciar la crucifixión de Giafar. De pronto, un “joven ricamente ataviado”, salió de la muchedumbre y confesó ser el autor del crimen. Luego, un jeque también alegó que él era el asesino. El sultán decidió crucificarlos a ambos. La historia continúa, pero lo demás no viene al caso.


Los investigadores literarios llegan a incluir, en los antecedentes, el episodio de Edipo Rey, de Sófocles, en el que el personaje descubre sus orígenes al interrogar a varios testigos, quienes descubren la verdad con métodos mágicos.




LOS NARRADORES




Daniel se hizo investigador por designio divino; Giafar, por designio de un sultán. Aquel usó un método de interrogatorios separados, con los cuales consiguió que los sospechosos se contradijeran; el hombre de Bagdad logró esclarecer el caso, no por su habilidad ni con un método, sino por confesión de los culpables, lo cual atribuyó a “la voluntad del altísimo”.


Estas no son características del género. Sin embargo, no olvidemos que se trata de sus antecedentes remotos,no de novelas ni cuentos del género.La literatura negra se desarrolló en la modernidad. Por eso, los detectives o investigadores de ficción aparecen en el siglo XIX y usan métodos racionalistas.

El racionalismo, como es sabido, es un movimiento filosófico surgido entre los siglos XVII y XVIII, a partir de René Descartes e Immanuel Kant y sostiene que es la razón la que permite acceder al conocimiento.

En las novelas y relatos, el delito, cualquiera que sea, es la materia prima fundamental. Una vez el ilícito sale a la luz, alguien debe investigarlo. Lo hace un investigador profesional o aficionado, quien debe encontrar al culpable entre un círculo de sospechosos. Uno de los primeros creadores de detectives de ficción literaria es el escritor inglés William Evans Burton. Su detective era un policía londinense, que se valía de su amplio conocimiento del hampa, la eficacia de la vigilancia discreta de los sospechosos, la búsqueda sistemática de indicios olvidados por el delincuente en la escena del crimen. La célula secreta es una de sus novelas más celebradas. Este escritor también era editor. Estableció la revista Burton’s Gentleman’s, en Filadelfia, Estados Unidos, de la que hizo parte Edgar Allan Poe.

¿Mencionamos a Poe? Precisamente él es otro de los fundadores del género. Su personaje C. Auguste Dupin, un francés de intelecto superior, detective aficionado, usaba la observación y la deducción para “ver” lo que nadie más veía. Apareció en Los crímenes de la calle Morgue, “La carta robada” y “El misterio de Marie Roget”. Se “metía” en la mente de los asesinos para entender móviles y métodos del crimen, desde las posibilidades y recursos de los sospechosos. Sherlock Holmes, el detective creado por sir Arthur Conan Doyle, resolvía crímenes que no podía esclarecer la policía de Londres. Su método de observación y deducción también se basaba en el histrionismo, el cual practicaba con máscaras y disfraces.


Otro que “se metía” en la mente de los asesinos fue el Padre Brown, el detective creado por Gilbert Keith

Chesterton, tan admirado por Borges. Verá usted —le dijo una vez al criminal reformado Flambeau, su ayudante—, yo los he asesinado a todos ellos por mí mismo (...). He planeado cada uno de esos crímenes muy cuidadosamente, he pensado exactamente cómo pudo ser hecho algo así y con qué disposición de ánimo o estado mental pudo un hombre hacerlo realmente. Cinco volúmenes de cuentos reúnen las historias del Padre Brown, con su método inductivo.

Miss Marple y Hércules Poirot son dos detectives de Agatha Christie, también británica. Miss Marple era una mujer entrada en años, conocedora de la naturaleza humana; él, de estatura baja, un soberbio belga.

No podemos dejar de mencionar a Philip Marlowe, un investigador creado por Raymond Chandler, aparecido por primera vez en El confidente, de 1934, y perfeccionado en las novelas Elsueño eterno y El largo adiós. Observador, pesimista aunque idealista, bebedor y contemplativo.

De Poirot hay que añadir que es el único personaje de ficción que tuvo obituario en el New York Times, el 6 de agosto de 1975. De Marlowe, que sus hazañas las continuaron autores como Dashiel Hammett y Osvaldo Soriano.
No era un fantasma quien surgió
en la niebla, aunque en ese
momento lo hubiera preferido.
He tenido más respeto por los vivos
que por los muertos”: Tornado

Detectives criollos son escasos. Dedicado a la novela negra desde hace dos años, el escritor antioqueño Emilio Alberto Restrepo presentó en la Fiesta del Libro de Medellín el volumen de relatos Un asunto miccional y otros casos de Joaquín Tornado, detective. Lejos del aspecto flemático de los europeos, este personaje resuelve delitos nuestros, de sicarios que se mueven en motocicletas, ladrones de arte, mujeres y hombres prostitutos, mafiosos, apostadores ilegales... Tornado no es filósofo sino pragmático. Y distinto a los clásicos del género —pulcros e insobornables— este no tiene tan dibujada la línea de la honradez, lo cual usa para lograr resultados. En “Un asunto miccional”, varios taxistas son asesinados uno a uno, por un expolicía que no tolera que orinen y fumen marihuana a la vista de señoras decentes. El hallazgo de indicios y pruebas suficientes, permite a Tornado acosar a los sospechosos, exagerando el valor de estos, para forzarlos a confesar algunas cosas o el resto del delito:
"Todas las líneas de acción y deducción cruzaban por ella. Era hora de presionar un poco, apretarle el cuello para ver si soltaba la lengua, pero sin ahorcarla ni espantarla”, dice el relato.







El auge de la literatura negra ha vuelto. No solo en nuestro medio sino en el mundo entero. En Colombia, Medellín Negro es un movimiento que se posiciona cada día más. Con formas de delinquir que se renuevan constantemente, la materia prima para estos relatos en Colombia y el mundo está asegurada. Van cambiando las características de delincuentes y detectives. Si en la antigüedad eran válidos los métodos mágicos y divinos, en la modernidad primaba el racionalismo, ahora, en la posmodernidad, cuando “todo es válido”, tal vez se acuda a intuiciones y corazonadas; los asesinatos lleguen a ser, por qué no, virtuales, y en vez de suceder en una esquina, en un callejón sin salida de la ciudad de cemento, tal vez lleguen a ocurrir en los llamados no lugares.



PROLOGO

PRESENTACION

En la literatura policíaca clásica, y en una de sus variantes más contemporáneas, la Novela Negra -novela de crímenes-,  por definición ocurre un ilícito que da origen al planteamiento del problema, el que relata el hilo conductor de la historia (una muerte no esclarecida que se presume asesinato, un aparente suicidio, un robo, una desaparición, etc). Alguien se tiene que encargar de la investigación para tratar de resolver el enigma planteado a través del acopio de una serie de pistas, de interrogatorios a los testigos o a los sospechosos,  de estudiar los antecedentes o las posibles motivaciones o de indagar sobre el escenario de los acontecimientos. Casi nunca es grato ni es fácil y es una labor que recae en alguien que desde el principio está tan poco enterado de los detalles como el lector que acomete el texto.

Es ahí donde aparece la figura del sabueso, casi siempre un detective -oficial o privado, profesional o aficionado- que sigue el rastro para dar con la resolución del asunto. La literatura y el cine son testigos de la profusión de personajes que con más o menos acierto han liderado la lucha contra el delito.
En el modelo clásico es muy clara la diferencia entre el bien y el mal, la caracterización pulcra de personajes intachables e infalibles que dotados de una mente privilegiada y de un olfato que a manera de un sexto sentido o de un "tercer ojo" les permite llegar a una "verdad total", que no acepta medias tintas ni cabos sueltos. En el modelo más contemporáneo que surge con los pioneros del Noir, no son tan definidos los límites y la escala de matices grises impide que las cosas se radicalicen a blanco o negro sin permitir opciones intermedias. Es por esto que los detectives que surgen luego de la primera mitad del siglo veinte son más humanos, más "sucios", menos impecables y no tienen miedo en cruzar líneas que para sus pioneros eran impensables.
Es en ese punto donde se enmarca la figura de Joaquín Tornado, detective privado tercermundista que interactúa en una ciudad llena de contrastes, acosado de inseguridades y vacilaciones, acorralado por la corrupción y la maldad. Lejos de ser transparente e infalible, tropieza y se cuestiona. Sabe que si le toca aliarse con el demonio para lograr un cometido, debe hacerlo. Tiene claro que el enemigo es invisible y que acecha a la vuelta de cada esquina y que no va a tener miramientos a la hora de lograr sus propósitos, que sus derechos no valen un peso a la hora de ser invocados y que si se descuida, su rival va a disparar primero. Es mas versado en alcantarillas que en filosofía, conoce mas de recovecos y calles mal iluminadas que de bellas artes y a la hora de tomar decisiones es más pragmático que sentimental. Su asunto es la supervivencia, la investigación es su profesión y sabe que si lo contratan, tiene que mostrar resultados al precio que sea.
Por todos esos aspectos le ha tocado hundirse hasta el cuello, muchas veces a costa de poner en riesgo su pellejo, en situaciones que el ciudadano de a pie desconoce o se niega a reconocer: prostitución de alta y baja categoría, comercio sexual de adolescentes (tanto masculinos como femeninos), red de pederastas, la industria de la pornografía (incluido el cine snuff), el trafico de arte y las falsificaciones, la mafia de las apuestas legales e ilegales, el lado oscuro de los deportes, los chanchullos y negocios torcidos de las aseguradoras, crímenes por compasión y por supuesto el timo nuestro de cada día. Ah, y no puede faltar el seguimiento a parejas infieles, socios ventajosos o empleados desleales, las interceptaciones, las pesquisas, en fin, todos los gajes del oficio.
Por eso Tornado llegó para quedarse. Ese es su plan. En este primer volumen se recogen varios de sus casos cortos, a manera de abrebocas para presentarlo en sociedad, muy a su pesar, pues es claro que prefiere pasar desapercibido, camuflado entre las sombras de una ciudad que lleva pegada a la piel y a sus sentidos. Pero el bajo mundo no descansa y Tornado lo sabe. Por eso está ahí, expectante, esperando su próximo movimiento...



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